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sábado, 20 de noviembre de 2010

Enumeraciones

Enumeraciones

UNO

Las aguas cristalinas de un río en las altas estribaciones

repiten por siglos el ritmo que para el neófito citadino

no cambian en nada el paisaje y sin embargo,

es en todo momento la metáfora de Heráclito

una verdad, que a su vez es mentira a los ojos de Spengler el filósofo.

Esas nubes que una tarde pudimos catalogar por sus formas en cuadros abstractos y figurativos por nuestros ojos de venusinos,

por la obsesiva necesidad juvenil de encontrar leyes sin fundamento

para hacer creíbles aquellas emociones.

Esos astros que permanecen a las sombras de la estrella mas cercana a nos;

u aquella zorra que pasó cerca de mí,

que me rozó con su bella cola una noche de amores contrariados.

Ese lugar donde me extravié pensando

en la ilusión de un olvido,

de un perdón, hermosa mujer.

Camino citado por los profetas,

por los comerciantes del camino de la seda, de la égira, del escape a Belén, de las selvas en busca de la ciudad de los Césares, del Dorado;

del acuoso misterio del atlante.

Caminos todos inventados por el hombre con ansias de poder entre los poderosos.

La sangre derramada en la sábana interminable del lecho

y de la mortaja en la que se envuelve a la mentira y a la verdad.

DOS

Hijos de los hijos

que rememoraron a sus antepasados cuando fueron constructores de la torre de Babel, fueron padres de otros hijos, entre ellos,

que nacieron con ciertas malformaciones y ciertas genialidades inmortales.

Dioses populares, paganos

arrastrados por las creaciones de un mundo nuevo

brillan entre nosotros, pobres estúpidos,

hermanos encerrados en los hospicios las ciudades que separan

con sus muros invisibles sus partes irreconciliables.

Partes de partes,

puntos de las dos dimensiones que no saben que existe algo más complejo

en el mundo geométrico de las tres dimensiones.

Visiones de Galileo,

bocetos de Palladio

Las elevaciones sin valor estético

Los irreconocibles hierros formados por desechos de puentes robados

en los que fueron caminos indios.

Así son los seres que habitan el pedolario,

la sala hipóstila de algún templo egipcio

se encuentran alistados sin objeto ya

en los perdidos papiros de Alejandría.

TRES

Misteriosa palabra que esconde en sus pocas letras

Todo el mundo que fue nuestro,

allá en los campos donde sembramos el olvido.

Numerosa sustancia de que se nutren

los peces de aquel río sin agua que se escondía

entre las arenas de un mar dulce, sabroso.

Fragancia de frutos y de mieses acopiadas en cestos de mimbre.

Voces acalladas por el murmullo de las piedras

En su rompiente permanente constante, doliente paraíso.

CUATRO

Silencio

CINCO

Viaje circular que abarcaba una esfera hecha de triángulos.

Raras especies de seres inmortales jamás vistos, nunca explicados.

Mentirosos desvíos que involucraron a las vacas.

Jactancia de algunas púberes que ya no existen.

Exótica belleza de ciertos lugares alcanzados por el consumo.

SEIS

Misteriosa ciudad amurallada por sólidas paredes invisibles

Espacios sin sentido, con medidas de otros mundos, quizá de letras

Me recuerdan a mi niñez reprimida por mi exceso de inteligencia

A mi acalorada juventud donde practicaba el juego de las caricias

La lectura de aventuras sentado en cuclillas en la cornisa peligrosa

Misteriosa naturaleza de cemento creada por una generación equivocada

Que ni en silencio puede haber quedado, porque sus horribles moles aún perduran

En la ciudad amurallada.

SIETE

Silencio final

© Gustavo Ceballos Enero 2009