Las razones de la invención de los sistemas de medición del tiempo.
Solo puede haber una explicación razonable para entender las razones que tuvieron los hombres en inventar un sistema para medir al tiempo. Cuando eran muchos los dioses que alimentaban desde las altas colinas de los montes del Oriente mítico, se enteraron los inmortales que algo les sucedía de tanto en tanto. Era una molestia, un pesar que se manifestaba en alguna emoción superflua, humana. Ellos, los dioses, los titanes, no sabían de la posibilidad de medir el tiempo pues para ellos no existía aquella necesidad. Fue un hecho subversivo que rondó por las mentes de los seres inferiores, con vida acotada, los que desarrollaron ese pensar. Para los dioses el hastío y las infidencias de algunos mortales les hacían divertir de tanto en tanto, porque sus pendencieras familias que habitaban el Parnaso, ya les habían traído suficientes dolores de cabeza; pero para esta época ya se habían terminado por calmar los jóvenes y sus mujeres y habían aceptado el mando del que disponía del rayo para castigar. Allí mostraban su poderío, provocando la ira de otros titanes para que se enfrentasen por razones triviales y tribales. Al ver los desacuerdos que provocaban entre los mortales, se regodeaban de sus sagrados placeres, pues solo así podían mitigar un poco el aburrimiento de ser inmortales.
Solo una criatura imperfecta, mortal, podía ser el inventor de un sistema de medición de los ritmos celestiales que surgieron por la casualidad del entrecruzamiento de fervorosos odios entre dioses por la posesión de las atenciones de una de las más bellas deidades.
Así, la eterna creatividad, el Dios, demostró con desagrado la extraña idea humana y confinó a más de uno en horribles cuerpos para que les doliese siempre el recuerdo de su finitud.
Puso en custodia a las parcas, las que, algunas sabias opiniones consideraban que sujetaron hasta al propio Dios en más de una ocasión sobre el destino y el momento exacto en el que hacer su trabajo. La más brava era Átropo, que aunque menuda, portaba unas afiladas tijeras que hacía sonar todo el tiempo.
Las mediciones entonces; todo tipo de ellas y para cualquier función, han sido invenciones humanas en el vano intento por mantenerse ocupado y no recordar la presencia de los finales. El primer reloj fue hecho con la intención de mostrar la eternidad y no la finitud como cualquier obtuso arqueólogo hoy supone. La pretensión de la cinta de Moebius es la consecuencia del desarrollo de un modelo de reloj. Es la síntesis de la ejemplarización de la naturaleza, también.
Otros supusieron que Hermes, el joven, había inventado en sus ratos de ocio - que eran pocos -, los sistemas de pesas y medidas, porque a él, el Dios le confió la custodia del comercio y de los viajeros que lo practicaban. Sin embargo los custodios de las verdades aseguran que este dios carismático era bastante “creativo” también para ocultar lo que le convenía. No en vano Apolo supo de sus fechorías, cuando le sustrajo sus vacas que luego le canjeó por puras lisonjerías. En realidad los sistemas de pesas y medidas venían de antiguo de las primitivas culturas de creta y
En síntesis la medición del tiempo es negativa, pues siempre está marcando el espacio de vidrio que se descubre de arena hasta que el último fino grano de arena caiga y dejes de tener la posibilidad lejana de ser inmortal.
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