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viernes, 1 de octubre de 2010

HISTORIAS MÍNIMAS DE LA CONSTRUCCIÓN DE LA CIUDAD DE CÓRDOBA

Historia de las medidas

La vara de Castilla y sus múltiplos y submúltiplos.

Los sistemas de medidas habían sido hasta la llegada de la modernidad y el tipo de pensamiento científico organizado como un conocimiento particularizado, por medio del uso de medidas que fuesen fácilmente aplicables por cualquier persona a la que se le encargaba la tarea de abrir un camino, o construir un edificio. No existieron hasta fines del siglo XVIII planos hechos en forma específica para la construcción en obras de Arquitectura o de Ingeniería. El procedimiento venía siendo aplicado por medio de normas escritas en las que podía existir algún bosquejo que marcaba solo líneas de intención, salvo en los casos de los artistas que estaban involucrados en las obras, que sí hacían bosquejos de las obras que servirían como elementos decorativos de los edificios.

Las medidas utilizadas se determinaban por medio de medidas referidas al cuerpo. Pie, mano abierta, brazo extendido, torso, etcétera. En nuestro caso, los españoles contaban con un sistema de medidas que usaba los dedos, la mano abierta medida desde el extremo del pulgar al extremo del meñique; esta medida se llamaba cuarta, porque coincidía en una cuarta parte con la medida conocida como “vara”, que era la medida que se establecía entre la mano colocada sobre el pecho con el brazo plegado en su codo, puesto el brazo en forma horizontal. Se tomaba un cordel entre los dedos pulgar e índice y luego se desplegaba el brazo hasta estirarlo por completo. La soga era mantenida en el punto de partida con la otra mano y se la hacía correr hasta que el brazo se estirara. Una vez hecha la operación, se marcaba la soga con un nudo donde había quedado en la mano izquierda y esa era la medida de la “brazada” o “vara”. Luego ésta medida debía coincidir con cuatro palmos y con tres largos de pie. Medidas todas aportadas por una persona de altura “normal”, típica, o estándar entre el grupo de personas seleccionadas para tomar las referencias. Luego la persona seleccionada tenía la responsabilidad de llevar sus “medidas” corpóreas en buen estado para ser las útiles para construir. En España, con la lucha de reconquista y como aún no se había establecido un sistema de gobierno unificado cuando se fue conquistando el continente americano, el representante de las medidas era un sujeto seleccionado por el jefe expedicionario según las características y normas que le habían sido instruidas con arreglo a las normas de su procedencia. Es por eso que las construcciones de la época de La Colonia, difieren siempre en algunos centímetros según el modelo humano adoptado. En nuestro país el primero que pensó en averiguar las razones por las cuales se disponía de aquél sistema fue Domingo Faustino Sarmiento, quien estableció una comisión para que estudiase el sistema imperante y la posibilidad de establecer un sistema propio. De aquellas elucubraciones surgió el sistema de “varas argentinas”, que se valió de los mismos criterios anteriores, pero se modificaron en pequeñas cantidades de acuerdo a los modelos humanos empleados, que al parecer eran un poco más altos que los hasta entonces usados.

Aunque el sistema métrico decimal, basado en un criterio científico de exploración del mundo y la geodesia, que tomó una subdivisión de la línea del Ecuador, no se implementó en nuestro país hasta unos años después del sistema de Sarmiento. Como el modelo anterior se basaba en un biotipo humano que podía fallar de acuerdo a las regiones, se tomó la decisión de asimilarse y adherir al sistema métrico decimal implantado por Francia.

SOBRE LAS MEDIDAS

Pitágoras – que probablemente durante sus viajes entró en contacto con las reflexiones matemáticas de los egipcios – es el primero en sostener que el principio de todas las cosas es el número.

Filolao (siglo V a. C.)

Fragmentos de los presocráticos, D44B4 Todas las cosas que se conocen tienen un número: sin el número no sería posible conocer o pensar en nada.

Pitágoras (Siglos VI –V a. C.) de Vida de los filósofos. De Diógenes Laercio: La virtud es armonía y también la salud y cualquier bien y la divinidad. Por consiguiente, también todas las cosas están formadas según armonía.

Teón de Esmirna (Siglos III – I a. C.) Fragmentos de los presocráticos, D 47 A 19a. Euxodo y Arquitas consideraban que las relaciones que constituyen los acordes se podían expresar en números: y pensaban que tales relaciones consisten en movimientos, y que el movimiento rápido da el sonido agudo como el que bate el aire continua y rápidamente, y que el lento da el sonido grave, como el que es menos veloz.

Teón de Esmirna (Siglos III – I a. C.) Fragmentos de los presocráticos, D18A13. Laso de Herminio, según dicen, y el pitagórico Hipasos de Metaponto se servía de la velocidad y de la lentitud de los movimientos de los que derivan los acordes...Transfirió a los vasos estas relaciones numéricas. Dispuso dos vasos, ambos del mismo tamaño y de la misma forma, dejó uno completamente vacío y llenó el otro de líquido hasta la mitad: al golpear los dos al mismo tiempo obtenía el acorde de octava. Y dejando de nuevo uno de los vasos vacío y llenando el otro sólo la cuarta parte, haciéndolos sonar obtenía el acorde de cuarta, y luego el acorde de quinta llenando la tercera parte, porque la relación de los vacíos era en la octava de dos a uno, en la quinta de tres a dos y el la cuarta de cuatro a tres.

Buanaventura de Bagnorea (Siglo XIII) Itinerarium mentis in Deum, II, 7. Todas las cosas son, por tanto, bellas y en cierto modo agradables; y no hay belleza ni deleite sin proporción, y la proporción se halla en primer lugar en los números: es necesario que todas las cosas tengan una proporción numérica y por consiguiente, “el número es el modelo principal en la mente del Creador” y el rastro principal que, en las cosas, conduce a la sabiduría. Ese rastro, siendo evidentísimo a todos y cercanísimo a Dios, nos conduce, por así decir, a Dios por medio de sus siete diferencias y nos lo da a conocer en todas las cosas corpóreas y sensibles, mientras aprendemos experimentamos deleite en esa proporción numérica y juzgamos de manera irrefutable en virtud de las leyes que la regulan.

Boecio (480-526) De música, I, 1. Nada es más propio de la naturaleza humana que abandonarse a los dulces modos y ser irritada por los modos contrarios; y esto no se refiere solo en los individuos a ciertas inclinaciones o a ciertas edades, sino que afecta a todas las tendencias; los muchachos, los jóvenes y hasta los viejos se ven afectados de forma tan natural y tan espontánea por la música que puede decirse que ninguna edad es ajena al placer del dulce canto. De ahí que se reconozca que con razón dijo Platón que el alma del mundo fue compuesta con conveniencia musical. En efecto, puesto que por lo que está convenientemente armonizado en nosotros percibimos en los sonidos lo que está armónicamente compuesto y con ello nos deleitamos, comprendemos que nosotros mismos estamos hechos a semejanza de esto. Amiga es, en efecto, la semejanza; odiosa y contraria es la disparidad.

Gustavo Ceballos (1951- ¿?) Medidas: Números divinos. Cap.6.

La ideación de las medidas es una invención humana que, en la época en que fue concebida, fue considerada tan perfecta como para hacer creer a los hombres que eran Dioses, o al menos muy cercanos a él o ellos y por lo tanto una vida compuesta en forma de acercarse a dicha perfección podría llegar a ser la virtud por medio de la cual comprobar que “Dios creo al hombre a su imagen y a su semejanza”.

Jorge Luis Borges. La Biblioteca de Babel. (Ficciones 1944) La Biblioteca es una esfera cuyo centro cabal es cualquier hexágono, cuya circunferencia es inaccesible.

Gustavo Ceballos (1951- ¿?) La arquitectura en el mundo Borges. Por medio de la descripción del edificio que alberga la Biblioteca se puede conjeturar acerca de su posible materialización: una sucesión interminable de pasillos hexagonales con centros aireados, a través de los cuales se pueden observar los distintos niveles y todos los otros espacios similares. Sólo uno de los lados del hexágono está abierto, ya que por él se comunica a través de un zaguán con otro cuerpo similar. Los cinco lados restantes del hexágono están cubiertos de anaqueles donde se encuentran los libros. En el zaguán - el pasillo -, se ubica la gran escalera helicoidal que une los niveles y dos pequeños cuartos, - cubículos -; uno para poder dormir parado y otro para "lugares comunes". En una pared del espacio intermedio, un espejo que multiplica y refleja las dualidades.

Borges, el geómetra, (Se encontraba en Reykiavik, cuando al tratar de reconocer la habitación del hotel - ya en su penumbra- se dio con una gruesa columna que con gran esfuerzo pudo abrazar hasta unir sus manos. Contó luego, que durante un instante sintió el goce de estar en presencia de algo casi arquetípico, y que recordó con felicidad el momento en que le fueron reveladas las formas puras de la geometría euclidiana: el cilindro, el cubo, la esfera, la pirámide, conceptos universales, inmortales.) Sabía que una esfera sólo puede macizarse por medio de hexágonos. Esta entidad geométrica es la única que sola puede armar una trama compacta de espacio bidimensional, condición a la que se le agrega la característica de poder curvarse sin perder compacidad hasta formar una esfera. Característica que no le cabe más que al triángulo equilátero - que es una sexta parte del hexágono - y al hexágono. Aunque puede macizarse el espacio con la combinación de más de una entidad geométrica, como el octógono y el cuadrado, el cuadrado y el triángulo, la única que lo puede hacer sola estructuralmente, formando una esfera perfecta, es el hexágono. Como buen estudioso y sintiéndose uno más de los arduos alumnos de Pitágoras, Borges proyectó el edificio tomando como base a una trama hexagonal, donde el espacio que denomina zaguán - único nombre “razonable” para un paso intermedio entre dos espacios -, es, por deducción también hexagonal, ya que sólo así se podría macizar la circunferencia. En él se adaptan la escalera helicoidal y en el centro remanente los cubículos enfrentados y el espejo que refleja por transparencias y por multiplicidad a los espacios de los otros niveles infinitos.

Estructuralmente la esfera se puede construir por medio de la superposición de tramas hexagonales, las que se van cerrando hacia un centro, y en ese proceso, muchos de los niveles deben, forzosamente, acabar en un punto sin salida, mientras otros continúan hacia un centro, otro. Esta visión estructural coincide absolutamente con la idea del laberinto, donde cabe lo especular, así como la imposibilidad de llegar al centro, o abarcar la circunferencia de la esfera, porque así lo dicen las leyes de la geometría.

Para intentar explicar la Arquitectura del mundo Borges, habrá que dilucidar los criterios sustentados. Por una parte están los correspondientes al campo proyectual - la idea -, por otra los relativos a su factibilidad constructiva, su forma, su credibilidad. Sabemos de su conocimiento y respeto por las leyes de la geometría. En igual medida que los tenía por las identidades, las preexistencias, lo memorable.

Esto sugiere el equilibrio entre los basamentos teóricos para la ejecución de los volúmenes, las cosas, - como un edificio, una casa, un puente, una taza, que se basan en leyes que son pura ficción (Abstracción) -, con los materiales empleados. De esa manera el resultado tendrá continuidad; podrá relacionarse; será legible como parte y conjunto.

Así y solo así será verídico: “La línea consta de un número infinito de puntos; el plano, de un número infinito de líneas; el volumen de un número infinito de planos; el hiper volúmen, de un número infinito de volúmenes....No, decididamente no es éste more geométrico, el mejor modo de iniciar mi relato. Afirmar que es verídico es ahora una convención de todo relato fantástico; el mío, sin embargo, es verídico”. (El libro de arena)

“...podríamos inferir que todas las formas tienen su virtud en sí mismas y no en un “contenido” conjetural. Esto concordaría con la tesis de Benedetto Croce; ya Pater, en 1877, afirmó que todas las artes aspiran a la condición de la música, que no es otra cosa que forma. La música, los estados de felicidad, la mitología, las caras trabajadas por el tiempo, ciertos crepúsculos y ciertos lugares, quieren decirnos algo, o algo dijeron que no hubiéramos debido perder, o están por decir algo; esta inminencia de una revelación que no se produce, es, quizás, el hecho estético”. La muralla y los chinos.

Un centímetro, una Vara, unas palabras

Entre las quintas y séptimas décadas del siglo pasado, las medidas sufrieron un abrupto cambio en nuestro país. Algo que aparece como fútil o vano, enciende una serie de pensamientos acerca de diversas trascendencias que trae aparejada dicho cambio.

El mundo de las medidas corporales

Desde que el hombre necesitó comunicarse, lo hizo por razones de intercambio. Sea comercial, sexual, emotivo. El lenguaje surgió por la necesidad del intercambio. Emisor y receptor son partes indispensables del intercambio. No existe posibilidad de semiótica sin éste intercambio. No existe posibilidad de Comunicación sin él. Tan es así que hasta se ha llegado a aseverar (Por los “especialistas”), que la comunicación es la cultura. Que el discurso (Según Michel Foucault) es un sinnúmero de prácticas que revelan la cultura del momento; o sea, su Historia.

Mano, brazo, paso, pie, fueron tenidos en cuenta desde un principio como elementos generadores de medidas. Desde el principio de las agrimensuras esto fue así.

En el siglo XVII, cuando la ciudad de Córdoba fue fundada - como un simple campamento - , que después por acción de algunos hombres se convirtió en aldea y luego en ciudad irreemplazable para la geopolítica del Virreinato, las medidas eran tomadas por cordel y vara.

Dicha medida se basaba en la distancia que existe entre el brazo extendido y el pecho de un regular. Por ello las Varas de Cataluña variaban de las de Castilla o las de Aragón. La diferencia, por supuesto era infinitesimal. Sin embargo existía una grande divergencia.

El uso de las medidas para determinar una legación, una Orden Real para la ocupación de un sitio, se definían en base a brazadas enfrente a un río. En Varas tomadas en base al criterio del fundador y su origen. Por ejemplo, en la Ciudad de Córdoba, los primeros en ser beneficiados por legación estaban ubicados a la vera del Río de San Juan. La forma de medir dichas tierras expresadas en Varas era posicionarse en “cabezadas” sobre el río: esto significaba ubicarse en situación perpendicular al río; aún en sus curvas. Con esta forma la concesión de tierras devengaron numerosos problemas posteriores y juicios que demandaron en siglos posteriores la necesaria dedicación para deslindar los límites de las propiedades. Sin embargo, las medidas usadas fueron las Varas, los pies y los palmos hacia una escala inferior y cuadra y legua hacia arriba.

En la Ciudad de Córdoba, por su fundador y su origen en Castilla, se utilizó la Vara de Burgos:

SISTEMA DE VARAS DE BURGOS (sistema usado por Lorenzo Suárez de Figueroa, sucesor de Jerónimo Luis de Cabrera)

1 Pie geométrico= 0,278635 mts.

1 Vara 0,835905 mts. - 3 Pies

1 quadra 125,385750 mts. - 450 varas

1 legua 5.015,430000 mts. - 40 quadras

El procedimiento para determinar estas medidas estaba perfectamente establecido. Se tomaban a varios sujetos de un tipo físico considerado el más habitual entre los comarcanos. Se les pedía que tomasen un cordel previamente anudado en un extremo, que colocaban entre los dedos índice y mayor, hacían pasar el cordel por la mano izquierda que estaba ubicada a la altura del pecho, por sobre el corazón. Se extendía el brazo derecho donde estaba el extremo del cordel hasta que el brazo quedara perfectamente extendido, mientras el cordel se deslizaba por la mano izquierda. Cuando se llegaba al final se marcaba el cordel en su saliente en la mano izquierda. Esa medida se verificaba con el largo del pie del sujeto que debía entrar tres veces en dicha medida. De ser así, era considerada como una proporción ajustada. Se hacía la misma verificación con los otros sujetos hasta encontrar una media entre todos ellos. Dicha medida se tomaba como la Vara de la comarca, su submúltiplo el pie, los palmos, dedos, etcétera. Se había comprobado que el método tenía una posibilidad de error muy pequeña, por lo que si el sujeto era de medidas “regulares” , era considerado el modelo para mantener el sistema de medidas de la comarca. Cada tanto se verificaba de nuevo esto para mantener los sistemas de medidas y de pesas para el comercio y las delimitaciones de propiedades.

En la fundación de Córdoba, las quadras tuvieron 440 pies, por decisión de Lorenzo Suárez de Figueroa.

En diversas mediciones efectuadas en edificios construidos en la época, se reflejan dichas medidas y se puede observar un estricto control de dicha métrica en todas las cosas producidas, así como en los espacios arquitectónicos ejecutados.

Cuando se confirmó la causa republicana, se desvarió entre los que pretendían seguir el lineamiento Francés y los preceptos de la Revolución Francesa. Entre una de tantas disposiciones instituyó, - de acuerdo a su Academia de Ciencias -, el sistema métrico decimal, que fue aprobado en el tercer Directorio. 1796.

Sin embargo, la situación en nuestro país revelaba una discrepancia política que poco tenía que resolver sobre temas “nimios”. Recién en 1866 se aprueba la creación de una medida “nacional”: La Vara Argentina: 0,8666 metros.

Con posterioridad y con escasos años de separación se estableció el uso del sistema métrico decimal como el sistema nacional de medidas en 1880. Es por eso que quedaron testimonios de la Vara Argentina en algunos emprendimientos inmobiliarios - los primeros de la Argentina - en san Telmo, donde los terrenos respetan dichas medidas.

En la Ciudad de Córdoba no se ha comprobado fehacientemente la utilización de la Vara Argentina. Por el contrario, la Vara Castellana fue extendida en la estructura edilicia de la urbe y de sus edificios. Así lo demuestran las calles y el damero de la fundación, así como las iglesias y conventos de la ciudad que responden a los siglos XVII, XVIII y XIX en cuanto le toco al Virreinato hasta 1810.

Los edificios respondían a un criterio renacentista en lo básico y a una resolución formal que se ha acordado en llamar barroco. Las medidas utilizadas fueron las que provenían de lo anterior. Aún cuando no se estaba en el centro del universo renacentista, sin embargo, se ejecutaron obras como la Iglesia de la Compañía de Jesús, la Catedral, el Salón De Profundis de San Francisco.

En este último caso es importante observar que las medidas tenían una importancia fundamental en el proyecto. Ancho y altura hasta el can similares. Teniendo en cuenta el pie de apoyo de la viga solera. Se estableció entonces un espacio de 25 pies de ancho por igual tenor de alto. Esto respondía a un espacio libre de 8 varas más un pie de incidencia para las vigas soleras de la estructura de techo, que estaba dispuesta para ser de 25 pies de base y 6 de alto. Todas las medidas se pueden comprobar y están en todas las partes del edificio: muros, ventanas, solados. Lo que se corrobora con los distintos claustros del Convento de San Francisco.

Lo mismo ocurre con El Cabildo y con la ciudad en general, hasta que se producen los primeros emprendimientos inmobiliarios de los años 1869/70. Pueblos General Paz y San Vicente.

Se puede observar que según el periodo de definición de la ciencia de acuerdo a los principios morales de la iglesia romana, los números podían reflejar a la belleza del ser divino, solo si eran tenidos en cuenta por su paridad, su equilibrio o el puro designio de la buena forma, que no era otra cosa que la forma investida por el dogma católico. La ciencia fue siempre el enemigo principal de la fe, porque a través de ella se podía descubrir las reglas de orden del universo, que para la Iglesia solo debían ser de disposición divina. Es por eso que los libros que fueron rescatados en España, tanto en alguna biblioteca judía, como en la de algún moro, así como una grandiosa que fue capturada de un barco árabe que comerciaba el contrabando en la zona costera del mediterráneo, fue secretamente dispuesta primero en Sevilla y después pasada a Bolonia en Italia, donde se la comenzó a estudiar. Entre aquellos libros se encontraron los de Abn – sina y de Abn – Roc, que hablaban de matemáticas astronomía y sobre el gran filósofo griego Aristóteles, el que había sido leído por los árabes por medio de la traducción de sus obras por Plotino, y con numerosas glosas de éste, por lo que la postura aristotélica estaba teñida de Platonismo. Después de su primer rechazo, fue adoptada por Santo Tomás para fijar los puntos más sólidos de la Teología cristiana en su debido momento.

© Arquitecto Gustavo Ceballos

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