Lo bello en este momento.
La belleza ya no es apariencia sino emoción.
El valor atribuido a la belleza, es un valor cultural que se establece a través de un conjunto de circunstancias aportadas por las condiciones y pautas morales de la sociedad. Hoy día, como la necesidad primordial de la actividad mercantil es la captura de los mercados, lo bello está incorporado a los objetos de deseo. Aquellos bienes que por su posesión otorgan al poseedor un cierto “status” en el ámbito donde se desempeña, y por medio de los cuales será ubicado mejor en dicho espacio a fin de obtener mejores resultados en su actividad dentro del mercado. Lamentablemente no se habla hoy de una cultura determinada, sino de un mercado establecido y sus redes y pautas de comercialización. Las profesiones, por ejemplo, ciertas instituciones que habían estado desligadas de la actividad comercial, ya han debido caer en los mecanismos determinados por los mercados para desarrollarse.
Desde este punto de vista sucede que la percepción de lo bello tiene gran importancia para la apreciación del nivel de ubicación del individuo en el espectro mercantil en el que se encuentra. Como siempre sucede, la sociedad marcha por medio de hábitos institucionalizados mediante largos procesos que una vez legitimados son del todo conservadores con respecto a los sectores llamados vanguardia de la sociedad. Mientras el mercado y la “mercadotecnia” están aún regidos por la acumulación de capital en “apariencia”, hay una clara concepción de la belleza como estado emocional ya desligado de lo físico. Es otra forma más de desmaterialización que ha propuesto el hombre de la “globalización”.
La apariencia en la acumulación de capital
Sucede en este momento que la acumulación de capital es “aparente”, básicamente porque no hay apoyo de un valor real a la acumulación de la riqueza. Está sustentada en valores formales no físicos, como antes era el oro. Hoy se calculan los valores en promesas de pago de títulos de deudas privadas o públicas desmaterializadas y en muchos casos incobrables.
La tenencia de dichos papeles supone un equivalente a derechos reales sobre capitales volátiles que tienen cierto valor equivalente a alguna moneda de curso legal; en otros casos a acciones de empresas de distinto tipo de actividad. La sustentación del capital está ligada a promesas, a apariencias. De allí que la desmaterialización que ha provocado en todos los órdenes la globalización, o este proceso de liberalización de los mercados, ha impuesto en el caso de la belleza una corrida al campo de las emociones para explicar la belleza. No se entienden ya los preceptos académicos de bello y feo. Todo puede ser, si la emoción provocada es placentera, o aún no. Quizá lo bello se encuentre hoy ligado al placer. Placer burgués. Placer morboso. Placer sexual. Se han roto las barreras del pecado en una sociedad que ha creado en sus ídolos mediáticos a sus nuevos dioses. La iglesia es un objeto de cuidado patrimonial. No es un sitio de uso o de reunión. Es sitio de visita y de referencia académica para enseñar la historia.
Allí también la apariencia se destaca en la provisión de cierta moral dudosa, de numerosos casos de roturas de sus miembros más conspicuos, de sus representantes en los actos de la pasión que siempre trataron de dominar a través del temor a un posible castigo infernal.
Es importante destacar que el concepto de belleza como algo emocional, provocado por una percepción, indudablemente, es un paso que ha sido aportado por aquella generación, dentro de la cual me incluyo, que comenzamos a cuestionar los designios académicos sobre lo bello y lo feo, ligados a los preceptos morales religiosos. Luego, el capitalismo ha sabido, como siempre lo hace, tomar esos conceptos que en algún momento aparecieron como revolucionarios, contestatarios a sus propósitos mercantiles. De esa manera, toda la librería producida en las cuatro décadas iniciales del siglo XX acerca de las leyes de la percepción, fueron a parar a la basura desde que surgió el buen diseño en los objetos de uso cotidiano como forma de obtener mejores opciones de venta de los productos así presentados al mercado. Después, en el campo específico del arte, se inició la búsqueda de artistas que vanagloriasen las posibilidades del mercado: allí estuvo el Pop para ubicarse como abanderado del capitalismo y en contra de todo academicismo, basado en las obras de autores totalmente opuestos a un sistema, como los que se dedicaron a hacer los “ready made”, particularmente pienso en el orinal de Marcel Duchamp y sus otras pocas obras, todas señeras en el nuevo modo de apreciación de la belleza. Por otra parte, intervino también el pensamiento de Marx y de Engels acerca del arte, del amor libre, de la familia, etcétera. A pesar de ser una filosofía opuesta en el campo económico al capitalismo, éste tomó lo que le convino y poco a poco fue provocando mediante pequeños avances a través de los medios de difusión ciertas pautas que antes eran consideradas no permisibles a la moral, para así ir generando hábitos en los que se ha estado corriendo la apreciación de la forma y del concepto de belleza desde la apariencia hacia la emoción.
Es otra forma más por medio de la cual puede caracterizarse al proceso en el que estamos inmersos en el que todo vale, aún los que hasta hace solo unas décadas atrás eran enemigos.
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